La luminaria es un tema complejo a la hora de reciclar, dentro de los puntos limpios y puntos de recogida de todo tipo de bombillas y lámparas, los técnicos deben ser meticulosos para separar sus materiales. Y es que cada tipo de bombilla se recicla de una forma determinada e, incluso, hay bombillas, como las antiguas incandescentes, que no se reciclan.
Pero para los usuarios, es más fácil de lo que parece. En primer lugar, ante la duda acudir al punto limpio más cercano. Allí gestionarán correctamente cada residuo y así sabrás que el reciclaje ha empezado de forma correcta. Si te pilla lejos el punto limpio o solo son un par de bombillas lo que tienes que desechar, puedes acudir a un establecimiento donde se vendan aparatos eléctricos o electrónicos o espacios como ferreterías y tiendas de bricolaje.
Eso sí, nunca, tires las bombillas o lámparas al contenedor verde. Aunque tengan vidrio, las bombillas se fabrican con otros materiales que deben ser separados correctamente.
Por ejemplo, las bombillas de bajo consumo o fluorescentes tienen mercurio entre sus componentes y se trata de un material muy contaminante. Por ello, solo en el punto limpio podrán gestionar correctamente su reciclaje. Lo mismo ocurre con las bombillas LED que, sin llevar componentes contaminantes, no dejan de ser un aparato electrónico, por lo que para que esos componentes puedan ser reutilizados, deben pasar por un punto limpio.
Por otra parte, las bombillas que no se reciclan, sí deben ser depositadas en el contener gris. Es el contenedor de desechos también llamado fracción resto, donde se tiran los residuos que no cuentan con un contenedor propio. Por lo tanto, las bombillas de filamentos y las lámparas halógenas, al contenedor gris.