El calcín, o vidrio reciclado, se consigue gracias a los procesos de reciclado en las plantas especializadas en ello. Pero una vez extraído, hay fragmentos de diferentes colores o tonalidades y es importante separarlos para que su reutilización sea más eficaz.
Cuando llegan los envases de vidrio a las plantas y se trituran es imposible separar cada fragmento por su color. Por ello, se utiliza tecnología de separación óptica.
Los ópticos son dispositivos capaces de identificar y separar los fragmentos de vidrio (el calcín) por colores. Los envases de vidrio recogidos tienen diferentes tonalidades, como verde, ámbar o ser trasparentes. Estos pequeños dispositivos colocados en las cintas que trasporta el calcín escanean cada fragmento, identifica su color y a través de sistemas automatizados, dirigen cada fragmento al flujo correspondiente.
Una vez separados por colores, los fragmentos de vidrio se almacenan en contenedores específicos para cada color o tonalidad.
Y ya tenemos la materia prima lista para volver a reutilizarse. Sin perder ni un gramo de vidrio, utilizando el 100% del que llega a la planta de reciclaje.
Es necesario utilizar la tecnología al servicio del reciclaje, ya que así se consigue ser muy eficaz. Recuerda que del vidrio se recicla el 100%, así que si a la aportación de cada uno utilizando el iglú verde correctamente, unimos la tecnología, conseguimos contribuir entre todos de forma muy significativa a la sostenibilidad del proceso de reciclaje.