Los microplásticos son pequeñas partículas de plástico que miden menos de cinco milímetros de diámetro, pero su pequeño tamaño no disminuye su enorme impacto ambiental. Estas partículas provienen tanto de productos diseñados intencionadamente para contener microplásticos, como cosméticos y detergentes, como de la degradación de productos plásticos más grandes, como botellas y bolsas, que se descomponen con el tiempo.
Cómo se producen los microplásticos
La producción de microplásticos puede ser tanto intencional como accidental. En su forma intencional, se añaden a productos como exfoliantes, pastas dentales y limpiadores domésticos. Accidentalmente, se generan a través del desgaste de neumáticos en nuestras carreteras, el lavado de ropa sintética y la descomposición de plásticos más grandes en el ambiente.
Su efecto en el medio ambiente
El problema de los microplásticos es que son lo suficientemente pequeños para pasar desapercibidos y lo suficientemente persistentes para acumularse en el medio ambiente. Estas partículas se encuentran ahora en prácticamente todos los rincones del planeta, desde las playas más remotas hasta los puntos más profundos de los océanos.
En los océanos
Los microplásticos son consumidos por una amplia gama de organismos marinos, desde el plancton hasta los peces y los mamíferos marinos, lo que puede provocar problemas de salud y reproductivos en estas especies. Además, estas partículas pueden adsorber toxinas, que luego se introducen en la cadena alimentaria, llegando eventualmente a los humanos.
En el suelo
Menos conocido es el impacto de los microplásticos en los suelos. Pueden alterar las propiedades físicas del suelo y afectar la salud de los organismos del suelo, lo que a su vez puede perjudicar la calidad de los cultivos.